El Atlético sale vivo del Etihad
Un gol de De Bruyne derrota al equipo rojiblanco en un partido con muy pocas ocasiones
El Atlético sólo se dedicó a defender y ni siquiera vio de cerca el aspecto de Ederson
Guardiola asumió el mando del partido, pero racionó el riesgo para no ser sorprendido en un contragolpe
La eliminatoria se decidirá en el Metropolitano la próxima semana
Oblak: «Cualquier equipo aquí hubiese jugado parecido a nosotros»
El autobús de Simeone pincha ante los múltiples recursos de Guardiola
El Atlético cayó en el Etihad pero llega vivo al partido de vuelta de la próxima semana en el Metropolitano. Un gol de De Bruyne en la segunda parte le dio el triunfo al City, que fue mejor pero no demostró ser invencible. Los rojiblancos se dedicaron a defender y no vieron de cerca el aspecto del portero rival, pero el resultado les deja con opciones siempre, por supuesto, que en Madrid muten la piel. La remontada no es ni mucho menos imposible.
Sin sorpresas sobre el guion previsto, el City hegemonizó el balón desde que se puso en movimiento y obligó al Atlético a cavar una trinchera para guarecerse del fuego enemigo, que fue frecuente e insistente, pero carente de pólvora porque, aunque asumió el mando del partido, Guardiola se negó a asumir más riesgos de los necesarios.
Pep respeta al Atlético como probablemente no haría ningún otro entrenador de la Premier. El ejemplo antagónico es Klopp. En la eliminatoria de octavos de 2020 lo fio todo a la enorme calidad de su tridente Salah-Firmino-Mané y estuvo a punto de salir airoso, pero los goles de Llorente llevaron su idea al cadalso. Guardiola y Lillo se propusieron no cometer el mismo error y mantuvieron firmes a sus centrales y a Rodri por delante de ellos con el único objetivo de protegerse de los contragolpes llegando incluso al punto de prescindir de delantero centro y situar como referencia teórica a Bernardo Silva. Toda una declaración de intenciones.
Para el espectador neutral fue una primera parte con escasos alicientes. Ni un solo disparo a puerta, ni una sola ocasión de gol, muy pocos desbordes y una sensación de respeto mutuo que se transmitió incluso a la grada del Etihad porque por muchos momentos se oyó más a los atléticos que a los citizen. Hoy más que nunca pervivió en la filosofía de ambos entrenadores la teoría de que ésta es una eliminatoria de 180 minutos en la que un error se paga con el destierro.
Tampoco el Atlético eludió medidas extremas para mantener el resultado. Durante toda la primera parte el sistema que se vio fue más un 1-5-5 que que el 1-5-3-2 dibujado en la infografía de la televisión. A Griezmann el papel de penitente no le resulta desconocido, pero la nueva faceta defensiva de Joao fue sin duda una gran alegría para el Cholo. El menino tiró para atrás todas las veces que fue necesario y asumió después la responsabilidad de luchar él solo contra todo el enemigo. Una aventura condenada al fracaso, pero necesaria para el bien colectivo.
Obligado a mover pieza, Guardiola movió a Bernardo Silva a la banda y situó a Sterling como 9 en el arranque de la segunda parte. De inmediato hubo consecuencias. A los dos minutos Gundogan recibió en el área por primera vez en el partido y su disparo lo desvió a córner Savic. Una primera advertencia para el Atlético, que respondió con un contragolpe de Griezmann que le cortó la respiración a la grada, pero que tampoco arrojó nada positivo. Más peligrosa fue la siguiente salida rojiblanca, frustrada por un deficiente pase de Llorente en el último instante.
Por fin acabó llegando la verdadera primera ocasión de gol. A los 53 minutos De Bruyne botó un golpe franco al borde del área y Oblak tuvo que emplearse a fondo tanto en el disparo como en el rechace. Poco después Sterling aprovechó una falta de atención de la defensa para soltar un disparo raso que no encontró respuesta, pero que acabó de convencer a Simeone de que había llegado el momento de remover el tablero. Abandonaron el campo Koke, Griezmann y Llorente y lo pisaron por primera vez De Paul, Correa y Cunha para aportar sangre fresca y demostrarle a a Guardiola que también el Atlético quería ganar el partido.
La respuesta del banquillo inglés fue casi inmediata. Tras 67 minutos sin delantero centro el City se decidió a echar toda la carne en el asador. Foden, Grealish y Gabriel Jesús aparecieron con la intención de sumar talento y remate y las consecuencias fueron inmediatas. En el primer balón que tocó Foden habilitó a De Bryune, que cruzó ante la salida de Oblak para volver loco al Etihad y quebrar el equilibrio en el partido.
Tuvo el 2-0 de nuevo De Bryune a los 79 minutos tras otra jugada de funambulista de Foden, pero Savic evitó el gol y ahí acabó el City. Tampoco apareció el Atlético en ataque porque no le dejaron la menor opción y porque prefirió no arriesgar demasiado. La noche acabó con la buena noticia de la amarilla a Gabriel Jesús que le inhabilita para la vuelta del próximo miércoles en la que el Metropolitano tiene la oportunidad de vivir una noche muy especial. Es difícil, pero no imposible. Desde luego no es imposible.